El ruido sobre el eventual reconocimiento por el Gobierno de Suecia de la República del Sáhara proclamada por el Polisario, tiene el mérito de revelar la realidad del Frente saharaui armado por Argelia, que compite con Marruecos la soberanía sobre la región Sáhara Occidental.
La primera precisión en este caso proviene del propio Ministerio de Asuntos Exteriores de Suecia, que asegura que «el reconocimiento no está en la mesa del gobierno.» En una declaración en la radio pública sueca Sveriges Radio Margot Wallström insistió en llevar la siguiente aclaración: «La cuestión del Sahara es completamente diferente de la del reconocimiento de Palestina como Estado por Suecia.»
Por ahora, Estocolmo permanece alineada con la posición de la ONU que trata de relanzar las negociaciones que deben conducir a una solución política de la cuestión del Sáhara Occidental. El proceso de solución política se inició en 2007, año en el que Marruecos ha presentado el plan de autonomía que ha sido calificado por el consejo de seguridad de base «seria y creíble» para llegar a una solución.
La propuesta de autonomía presentada por Marruecos, sin embargo, se enfrenta a la negativa de Argelia, que recomienda, en cambio, la creación de un estado saharaui bajo el control del Polisario. El Frente saharaui había tomado la iniciativa de proclamar, en los años 70, la RASD (República Árabe Saharaui Democrática), muy pronto reconocida por Argelia, la Libia de Gadafi y otros países africanos.
Sin embargo, la ONU y los países occidentales y todad las grandes capitales en el mundo nunca han avalado la RASD, que consideran un fraude. Todos están convencidos de que la República Saharaui, que no tiene los atributos de un Estado según lo definido por el derecho internacional, es sólo una extensión de la rivalidad histórica entre Marruecos y Argelia por el Polisario interpuesto.
De ahí los repetidos intentos de Argelia de abrir una brecha en el muro occidental, especialmente de los países escandinavos, donde unaintensa presión se ejerce por el Polisario, a través el enlace diplomático de Argelia en los países del norte.
La cuestión de los derechos humanos en el Sáhara Occidental es el caballo de batalla del Polisario en estos países, dada la sensibilidad de la sociedad civil y los partidos de izquierda a esta noble causa, pero es manipulado para servir los diseños políticos y geoestratégicos en la región del Magreb.