La gira que el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon que ha completado en el Magreb, no ha dado lugar a ningún avance en los esfuerzos de una solución definitiva de la disputa territorial entre por una parte, Marruecos y otra Argelia y el Frente Polisario, entorno al Sahara occidental.
Para cerrar sin problemas su primera visita oficial a la región, Ban Ki-Moon, sólo pudo despejar la pelota en el campo de su enviado personal para el Sahara, Christopher Ross que desde su nombramiento para este cargo el 6 de enero de 2009, brilla por sus sucesivos fracasos en las tareas que le han sido asignadas. El mediador de la ONU ni siquiera ha logrado reunir entorno a la misma mesa, los protagonistas argelinos y marroquiés y los representantes del Polisario, para una negociaciones serias y contundentes.
«He pedido a mi enviado especial, Christopher Ross, de reanudar sus recorridos para crear un ambiente propicio para la reanudación de las conversaciones» entre las partes en conflicto, dijo el jefe de la ONU después de conversaciones maratonians con los dirigentes argelinos.
Sin embargo, la mayoría de los observadores que siguen de cerca este asunto, coinciden en que la clave de este problema no se encuentra ni en Rabat ni en Nuakchott, y ni siquiera en Tinduf, sino en Argelia, que aloja y financia el movimiento independentista saharaui.
Así, Ban Ki-Moon, quién se prepara para ceder a finales de 2016, la antorcha a un nuevo solicitante, regresó con las manos vacías al redil, siguiendo el paso en esto, a su enviado personal que después de cada periplo por la región, regresaba con las manos vacías. Ross también es también esperado a finales de marzo en Rabat, para una nueva gira por el Magreb.
Los responsables de la ONU se niegan a ver la realidad de frente y admitir que Argelia sí está implicada en este viejo conflicto, como lo fue en el origen de su creación, en connivencia con el ex régimen libio de Muamar Gadafi, aunque los dirigentes fingen reclamar la condición de observador y la neutralidad de su país en este conflicto.
Mientras tanto Marruecos y su rey están más decididos que nunca a no dar ninguna nueva concesión, excepto la propuesta ya hecha, de una amplia autonomía para el territorio en disputa.