El conflicto del Sahara, siempre insoluble, permanece cuàl llaga abierta en el cuerpo maghrebi, a psar de su carácter dramàtico, este conflicto recuerda al pueblo marroqui momentos memorables de su patriotismo : La marcha verde. El génio de un pueblo y de un rey, que gracias a una facultad creativa a fuerza de voluntad y de tenacidad, puso en jaque una otra “marcha roja” puesta en pié por los adversarios de la causa marroquí. El 16 de Octubre de 1.975, en un importante discurso a la nacion , el malogrado difunto rey Hassan II anunciaba la organización de una marcha pacifica para la recuperacion del Sahara marroquí bajo la ocupación Española. “ Debemos, como un solo hombre, en el orden y la disciplina acudir al Sahara y reaunadar con nuestros hermanos”, declaraba el difunto soberano.
“La masse ira” (la masa ira), escribia L’Amghar Ahardane, irà siempre, esa masa de jóvenes para afrontar con toda quietud todos los desafios. Està marcha se ha vuelto en una referencia que permitira, con toda serenidad, a la juventud marroquí de escribir otras pàginas gloriosas. La prueba ha sido asi administrada que en la adversidad, el pueblo marroquí, sabe donde se halla su deber para preservar su dignidad.
“La masse ira” (la masa ira), escribia L’Amghar Ahardane, irà siempre, esa masa de jóvenes para afrontar con toda quietud todos los desafios. Està marcha se ha vuelto en una referencia que permitira, con toda serenidad, a la juventud marroquí de escribir otras pàginas gloriosas. La prueba ha sido asi administrada que en la adversidad, el pueblo marroquí, sabe donde se halla su deber para preservar su dignidad.
Lo que ha sido extraño en la marcha verde, fue ésa distancia entre el llamamiento politico y, la respuesta popular. Hombres separados durante muchos años por la ideología y por los intereses, se ha reecontrado en el entusiasmo de su pasado comun. Dàban la impresión que solo esperaban una semejante ocasión para dar libre acceso a profundos sentimientos desde antaño ahogados. Durante ésas semanas, donde todo el pais vivia con los ojos puestos en el sur, los de mayor edad vuelven a discubrir su juventud y, los jóvenes sus tradición. La respuesta al llamamiento real no podia dar lugar a dudas, ya que manifestàba lo que la nacion marroquí esperàba, ésta ultima queria un acto, el soberano lo cumplio y, invito sus ciudadanos a imitarle, al mismo tiempo renueva magnificando el gesto heroico del 20 de Agosto de 1.953 : la revolucion del rey y del pueblo. Si los dos actos reales, el de el 20 de Agosto de 1.953, y el de 16 de octubre de 1.975, han
tenido una imensa resonancia en la consciencia popular del pueblo marroquí, es porque eran actos como todos los actos reales, que desde hace siglos eràn de cierta manera scrificiales.
El historiografo Azzayani proclama en fase la descripción de està simbiosis “ Esta muchedumbre hacia un circulo alrededor del sultan, cual anillo al dedo ”.
La marcha verde, 33 años después, forma siempre parte de la consciencia historica de marruecos, ya que el juicio de la historia importa màs que la gloria o el éxito. Se trata de un acto que liga siempre, y de nuevo, un rey aun joven, pero llevando ya, la màscara de la perenidad, y un pueblo que se rejuvenecio a las fuentes de un nuevo proyecto de sociedad, donde el Rey Mohamed VI hace su apuesta, secundaddo por una juventud movilizada. Se trata de asentar sobre bases solidas las prioridades para marruecos de hoy, y el del mañana, edificar un estado moderno, enraizar el pluralismo politico y la democracia, salvaguardar los derechos humanos y el de las libertades individuales, desarrollar el hombre y el espacio en la modernidad, asentar las bases de una descentralización regional, actuar para restablecer la intimidad de lo cultural y de lo cientifico, de lo espiritual y el de lo temporal, actuar para el renombre de marruecos en el plano internacional.
Ciudadania, es decir, el derecho a las aspiraciones del bienestar, el deseo de vivir en seguridad, en libertad, al mismo tiempo la obligación de no alterar de un àpice el amor y la fé inquebrantable de los ciudadanos por su pais. Tantos parámetros que constituyen los valores y las raices que fundan la identidad nacional. Es està la voluntad de un pueblo y de su soberano que ha confortado la estabilidad de marruecos, y que le ha permitido de beneficiarse de una confianza sobre los planos internos y externos, ya que la confianza no se decreta, se merece, se construye.
El viento de la marcha verde continua de soplar sobre el nuevo marruecos, el pueblo marroquí que es la razon de ser de la monarquia, ése pueblo que renuncia jamàs a su integridad territorial, donde gran parte està en el Sahara, que se autodetermina en su region de la mañana a la noche, merece respeto, y un poco màs que derechos. Los ciudadanos marroquíes en el Sahara han, desde la descolonización de la region, dado la prueba que la obra de la marcha verde continuara pacientemente, pero segura, a unificar a instancias del territorio, los corazones de los hijos de marruecos bajo el mismo techo.
En comparación con otros ejemplos de marcha ( Marcha de la sal y la larga marcha de Mao ), la Massira, en el transcurso de la cuàl los voluntarios enarbolàban el Coràn, fue un acto de fé que la manifestación de la fuerza moral de todo un pueblo, donde lo espiritual es inseparable de lo tempora, la marcha verde ofrece un notable ilustración que para marruecos la union es sublime.
tenido una imensa resonancia en la consciencia popular del pueblo marroquí, es porque eran actos como todos los actos reales, que desde hace siglos eràn de cierta manera scrificiales.
El historiografo Azzayani proclama en fase la descripción de està simbiosis “ Esta muchedumbre hacia un circulo alrededor del sultan, cual anillo al dedo ”.
La marcha verde, 33 años después, forma siempre parte de la consciencia historica de marruecos, ya que el juicio de la historia importa màs que la gloria o el éxito. Se trata de un acto que liga siempre, y de nuevo, un rey aun joven, pero llevando ya, la màscara de la perenidad, y un pueblo que se rejuvenecio a las fuentes de un nuevo proyecto de sociedad, donde el Rey Mohamed VI hace su apuesta, secundaddo por una juventud movilizada. Se trata de asentar sobre bases solidas las prioridades para marruecos de hoy, y el del mañana, edificar un estado moderno, enraizar el pluralismo politico y la democracia, salvaguardar los derechos humanos y el de las libertades individuales, desarrollar el hombre y el espacio en la modernidad, asentar las bases de una descentralización regional, actuar para restablecer la intimidad de lo cultural y de lo cientifico, de lo espiritual y el de lo temporal, actuar para el renombre de marruecos en el plano internacional.
Ciudadania, es decir, el derecho a las aspiraciones del bienestar, el deseo de vivir en seguridad, en libertad, al mismo tiempo la obligación de no alterar de un àpice el amor y la fé inquebrantable de los ciudadanos por su pais. Tantos parámetros que constituyen los valores y las raices que fundan la identidad nacional. Es està la voluntad de un pueblo y de su soberano que ha confortado la estabilidad de marruecos, y que le ha permitido de beneficiarse de una confianza sobre los planos internos y externos, ya que la confianza no se decreta, se merece, se construye.
El viento de la marcha verde continua de soplar sobre el nuevo marruecos, el pueblo marroquí que es la razon de ser de la monarquia, ése pueblo que renuncia jamàs a su integridad territorial, donde gran parte està en el Sahara, que se autodetermina en su region de la mañana a la noche, merece respeto, y un poco màs que derechos. Los ciudadanos marroquíes en el Sahara han, desde la descolonización de la region, dado la prueba que la obra de la marcha verde continuara pacientemente, pero segura, a unificar a instancias del territorio, los corazones de los hijos de marruecos bajo el mismo techo.
En comparación con otros ejemplos de marcha ( Marcha de la sal y la larga marcha de Mao ), la Massira, en el transcurso de la cuàl los voluntarios enarbolàban el Coràn, fue un acto de fé que la manifestación de la fuerza moral de todo un pueblo, donde lo espiritual es inseparable de lo tempora, la marcha verde ofrece un notable ilustración que para marruecos la union es sublime.