Varias voces reiteraron ante la cuarta Comision de la ONU, la solidez de la propuesta marroquí de autonomía como una solución política al conflicto en el Sáhara Occidental.
Esta propuesta está en «fase total» con el derecho internacional en la medida en que está en línea con las recomendaciones, varias veces repetidas, del Consejo de Seguridad, apoyó Paul Bunduku-Latha, presidente del Observatorio de la mediación y gestión de conflictos en África (OMGCA).
También pidió a las partes en conflicto a negociar de buena fé, «una solución política mutuamente aceptable», y añadió que la opción de la autonomía ofrece una verdadera oportunidad para el compromiso viable para llegar a una solución definitiva de la disputa territorial entre Marruecos y el Polisario apoyado por Argelia.
La propuesta marroquí, dice, basa toda su legitimidad en el hecho de que se adosa sobre principios democráticos y se refiere a una práctica muy extendida en muchos países democráticos.
Si las otras partes (el Frente Polisario y Argelia, nota del editor) están «muy conmovidos» por el deseo de llegar a una solución, sugiere, es el momento de que «se despojen de su posición fija y anticuada» . Esta posición, señala, se ha traducido hasta ahora sólo para perpetuar el conflicto y por lo tanto retrasar la construcción de la Unión del Magreb Árabe.
Para este interviniénte, la autonomía es el camino adecuado para salir del atolladero y poner fin a la terrible experiencia que padecen abusivamente las poblaciones estacionadas desdes hace 40 años las poblaciones en los campamentos de Tinduf, privados de alimentos, de libertades y de perspectivas de futuro.
En el mismo sentido, Andrew Rosemarine, un destacado abogado británico especialista en la defensa de los derechos humanos, dijo ante el cuarto Comité, que la opción de la autonomía es la mejor solución para el conflicto para asegurar el «bienestar de la mayoría de los saharauis».
Se trata de una «oferta justa, flexible y perspicaz», ha dicho, «la construcción de una sociedad democrática moderna basada en las reglas del estado de derecho, las libertades individuales y colectivas, así como el desarrollo social y económico».
Los saharauis, dice, podràn gestionar sus asuntos democráticamente, a través de los órganos legislativos, ejecutivos y judiciales elegidos o designados localmente. Pone al mismo tiempo, fin a la separación y el exilio, y promueve la reconciliación.
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