La ministra sueca de Asuntos Exteriores, Margot Wallström realiza desde ayer martes en Rabat su primera visita oficial a Marruecos, como parte de los esfuerzos de ambos países a fin de sellar la normalización de sus relaciones bilaterales.
El desplazamiento de la jefa de la diplomacia sueca llega asi para zanjar de forma permanente el conflicto diplomático que ha dividido a los dos países durante varios meses el año pasado, en torno a la cuestión del Sahara Occidental.
Durante su estancia en el Reino, Margot Wallström mantendrá una serie de conversaciones con su homólogo marroquí, Salaheddin Mezouar y se reunirá con representantes de la sociedad civil, ha indicado la misión diplomática sueca en Rabat.
Es de recordar que, las relaciones entre Estocolmo y Rabat habían sufrido tensiones graves en septiembre de 2015, tras el anuncio por parte de Suecia de su intención de «reconocer» a la pseudo- República Saharaui (RASD), proclamada por el Frente Polisario.
Pero el gobierno de Estocolmo fue superado rápidamente al renunciar en enero de 2016 en reconocer a la «RASD», prefiriendo «apoyar el proceso de negociaciones en curso bajo los auspicios de la ONU.»
Fue la ministra Margot Wallström misma que habia hecho público a mediados de enero, la decisión de su país de no reconocer la fantasmal república saharaui, invocando los criterios tradicionales geopolíticos y legales que rigen el reconocimiento de un estado por Suecia.
El gobierno sueco ha revisado su posición, teniendo en cuenta otras consideraciones, como el hecho de que «Marruecos es un país influyente en el mundo árabe» y el deseo de «ver una recuperación en las relaciones económicas y comerciales» entre los dos países.
Desde entonces, las relaciones entre Rabat y Estocolmo, se han aliviado, y los dos países parecen avanzar en su cooperación bilateral para reactivarla sobre «buenas bases».
Además, incluso la Unión Europea que está ligada por un acuerdo de asociación con Marruecos, que incluso ha asignado un estado avanzado, nunca ha reconocido la denominada «RASD» como la ONU que trata esta entidad como un movimiento de liberación y no como un estado soberano.
Para la solución definitiva de la cuestión del Sahara Occidental, Marruecos ha hecho muchas concesiones dónde la última es para asignar una amplia autonomía a las provincias del sur bajo su soberanía, como es el caso en muchos países europeos.