A algunos les gusta pescar en río revuelto. En lugar de abordar la raíz del problema mediante la participación en la discusión de una solución mutuamente aceptable para el arreglo definitivo del conflicto del Sáhara, el Frente Polisario apoyado por Argelia, ha optado por la huida hacia adelante y desvío. Durante la ronda de negociaciones informales sobre el Sahara en Manhasset bajo los auspicios de las Naciones Unidas, los representantes del Polisario han adoptado una estrategia de desvío, a veces discutiendo las cuestiones de los derechos humanos, o la explotación de los recursos naturales de las provincias del sur del Sahara, con el fin de evitar de entrar en el meollo del problema.
Por el contrario, la delegación Marroqui ha podido convencer al enviado personal del Secretario General de la ONU, Christopher Ross,de la necesidad de fortalecer y acelerar el ritmo del proceso de negociación. Este enorme contraste entre las dos posiciones fue subrayada por los ministros marroquíés del Interior y de Relaciones Exteriores, que proporcionarón una actualización sobre los últimos acontecimientos sobre la cuestión del Sahara y trajeron más luz sobre los acontecimientos sangrientos del 8 de noviembre en El Aaiún. Los incidentes que han puesto de manifiesto el paralelismo entre los métodos violentos utilizados por bandas criminales en el campamento GDEM Izik y los cada vez más común en el África subsahariana del Sahel. Estos incidentes,cuyo calendariol coincidió con la reanudación de las conversaciones informales, constituyen una escalada que se inscribe en el marco de una estrategia cuyo objetivo era torpedear las negociaciones reales a la cuàl llama la ONU. El organismo de la ONU insiste para unas conversaciones de fondo sobre los retos y insta las partes de incorporar una visión más realista. El Consejo de Seguridad ha pedido en repetidas ocasiones desde el 2004, buscar una solución política negociada y mutuamente aceptable, gracias al impulso provocado por la iniciativa marroquí de autonomía. El caso del campo GDEM Izik mostró la furia del Polisario y sus protectores de Argelia para envenenar el clima a toda costa de las negociaciones informales.
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