La comunidad internacional està cada vez más irritada por el continuo estancamiento del dossier de la cuestión del Sahara, en detrimento de miles de saharauis mantienidos en una situación precaria en los campamentos de Tinduf, en Argelia. Esta irritación es evidente en la última resolución del Consejo de Seguridad, aprobada a finales de abril. La resolución de la ONU pide, en efecto, por primera vez de llevar a cabo un censo en buena y debida forma de la población saharaui en Tinduf. Un gesto hacia la dirección de miles de personas que viven, desde hace más de 35 años en una difícil situación humanitaria, bajo el control implacable del Polisario y de la inteligencia militar argelina. La determinación mostrada por el Consejo de Seguridad no es más que arrojar la luz sobre estos campamentos que el Frente Polisario mantiene bajo un régimen casi-estalinista. Esto, también, es una señal fuerte de la comunidad internacional que hace entender que ya no está dispuesta a tolerar más una situación anacrónica que afecta a miles de personas.
Sobre todo porque estas personas son mantenidas en aislamiento y privadas de sus derechos más elementales a la libertad de movimiento y expresión. Esta determinación del Consejo de Seguridad tiene la enorme ventaja de fortalecer el deseo reiterado por la comunidad internacional para alentar la continuación del proceso de negociación como la única manera de resolver la cuestión del Sahara. La resolución del Consejo de Seguridad ha precisado que el proceso de negociación debe continuar bajo la égida de la ONU, «teniendo en cuenta los esfuerzos realizados desde el 2006 y la evolución desde entonces. Una referencia formal al plan de autonomía propuesto por Marruecos y que ha sido calificado por la comunidad internacional de «serio y creíble » como base para las negociaciones.
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