Los Estados Unidos han deseado que las partes en el conflicto del Sáhara Occidental lleguen a una «solución pacífica» para mitigar los riesgos de inestabilidad que promueven la extension del terrorismo en la región.
«Queremos una solución pacífica de esta situación», dijo el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Mark tóner. «La continua inestabilidad, como hemos visto en muchas partes del mundo, dijo, es exactamente el tipo de contexto que alimenta el terrorismo».
Ante la insistencia del Polisario, apoyado por Argelia, la organización de un referéndum de autodeterminación, Washington se ha de nuevo pronunciado en favor de la opción de una amplia autonomía bajo soberanía marroquí. Varios miembros del ejecutivo y del organo legislativo estadounidense se expresarón en el pasado estar opuestos a la creación de un Estado minisculo, que por su fragilidad, sería un bastión para los terroristas que actúan en nombre y bajo las órdenes de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI).
La red terrorista ya ha establecido sus bases de retaguardia en las vastas extensiones del Sahel, que se encuentran fuera de control de los países vecinos como Malí, Mauritania, Níger y Argelia, ya que la franquicia de Al Qaeda en la región es dirigoda por ciudadanos argelinos. Argelia, que comparte sus fronteras con Marruecos y el Sáhara Occidental, hace todo para hacerse útil a los ojos de los EE.UU., partisanos de una lucha sin cuartel contra las redes terroristas que se activan en el África subsahariana del Sahel. Para ello, Argelia está tratando de imponer su condición de potencia regional en otros países de la región del Sahel (Mauritania, Níger, Malí), al tiempo que insiste en la exclusión del reino de Marruecos en ésta coalición. Por su parte, el gobierno argelino se compromete a perpetuar el conflicto en el Sáhara Occidental, sin dejar de apoyar de diversas maneras (políticas, diplomáticas, financieras y humanas), los argumentos de los separatistas del Polisario, donde la diplomacia Argelina hace prioridad de las prioridades.