Las conversaciones informales sobre el Sahara se reanudarán del 19 al 21 de julio en las afueras de Nueva York entre Marruecos, Argelia, Mauritania y el Frente Polisario, siempre bajo los auspicios del Enviado Personal del Secretario General de la ONU para el Sahara, Christopher Ross.
Si tan pocos resultados tangibles son esperados en la octava ronda el informal visto el bloqueo sistemático de la oposición del Frente Polisario y Argelia, por lo menos existe la esperanza de conseguir progresos en la cuestión de las poblaciones saharauis secuestradas en los campamentos de Tinduf. Especialmente desde que el Consejo de Seguridad de la ONU, en su resolución 1979 del pasado mes de abril, ha pedido a Argelia de permitir al ACNUR de llevar a cabo un censo de la población saharaui en los campamentos de Tinduf.
Esto, de acuerdo a las obligaciones internacionales de Argelia. Se trata de una de las principales revendicaciones que Marruecos siempre ha defendido con el fin de arrojar una luz sobre las condiciones de confinamiento de la población saharaui en los campamentos. Sujetos al control arbitrario del Polisario que controlan los campamentos con mano de hierro durante más de tres décadas, los saharauis de Tinduf encuentran cada vez más difícil soportar la negación de los derechos a los que están sujetos.
A la cabeza de estos derechos humanos fundamentales, la libertad de movimiento y libertad de expresión que están prohibidas en Tinduf.
El ejemplo que mejor ilustra esta situación es la del disidente del Polisario Mustafa Salma Ueld Sidi Mulud. Ex responsable del Polisario, Mustafa Salma fue arrestado y brutalizado durante meses por atreverse a apoyar públicamente el plan marroquí de autonomía en el Sahara. Enfurecido, Mohamed Abdelaziz, a instancias de la DRS (los servicios de inteligencia militar argelina), ordenó la espulsion delo disidente lejos de sus hijos y su familia.
Hoy en día, desde su exilio en Mauritania, Mustafa Salma continúa sin cesar luchando sin cesar por su derecho a volver con su familia.
Cargando ...