Ross: la edificante visita de París

La última visita de Christopher Ross a París fue muy edificante para el enviado de la ONU sobre la cuestión del Sáhara Occidental. El mediador de la ONU ha ciertamente tomado el pulso de Francia, cuyo perfecto conocimiento de la realidad geopolítica que prevaleció durante el periodo colonial y precolonial en el Magreb no escapa a nadie, más el dominio del hexágono apuestas estratégicas actuales en la región.
Y es sobre la base de éstos datos estratégicos que tienen sus raíces en el pasado para proyectarse en el futuro, que los líderes de Francia reiterarón a Christopher Ross la posición franca y constante de París sobre la cuestión del Sáhara Occidental. Al tiempo que reafirma su apoyo a una solución «justa, duradera y mutuamente acordada bajo los auspicios de las Naciones Unidas y de conformidad con las resoluciones del Consejo de Seguridad», el gobierno francés ha subrayado una vez más su apoyo al plan de autonomía marroquí. «Francia apoya el plan de autonomía marroquí tal como fue presentado en 2007 y considera que este plan constituye la base seria y creíble para una solución negociada», insistió el portavoz del Quai d’Orsay en el momento cuando el mediador de la ONU estaba en París.

Christopher Ross continuó su viaje a los países del Grupo de Amigos del Sáhara Occidental, con la esperanza de reanudar el proceso de negociaciones. Un proceso político que había sido resucitado por la propuesta marroquí antes de ser obstaculizado por el Polisario, el Frente que lucha desde su sede en la vecina Argelia, por la independencia del Sáhara Occidental. Sin embargo, el Consejo de Seguridad de la ONU fue claro en sus resoluciones, que invitando los protagonistas a entrar en negociaciones de buena fe y, sobre todo, con un espíritu de realismo y compromiso.
Hoy en día, la posición de la comunidad internacional sobre la cuestión del Sáhara Occidental, y en particular la posición de Washington y París, resultó ser muy clarividente. Debido a la amenaza de desestabilización que afecta a toda la región del Sahara y el Sahel, con consecuencias que van mucho más allá, debido a la proliferación de rebeliónes armadas y el surgimiento de AQMI y de grupos separatistas.

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