Las declaraciones del embajador de Argelia ante el Consejo de Derechos Humanos (CDH) en Ginebra generan reacciones cada vez más fuertes sobre las crecientes violaciónes de los derechos humanos y las libertades civiles en su propio país.
Martes ante el CDH, el embajador argelino tuvo a bien de señalar con el dedo a la situación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental. Mal lo ha tomado ya que el representante de Marruecos denunció inmediatamente «el discurso sesgado y sin credibilidad » mantenido por Argelia en este tema. De hecho, Argelia no tiene nada de observador en el conflicto sobre el Sahara Occidental. Durante cuarenta años, està «políticamente comprometido diplomáticamente y apoya financieramente un proyecto separatista en el sur de Marruecos», insistió el diplomático marroquí.
Es difícil exigir a los demás lo que uno no aplica a sí mismo. El discurso de Argelia en materia de derechos humanos en el Sáhara Occidental se convierte en irrelevante en los violaciónes repetidas de los derechos humanos enel cabildeo, en Ghardaia y los campamentos de Tinduf. Donde miles de saharauis entregados a la autoridad tiránica del Polisario organizada, el frente albergado, armado y apoyado financiera y diplomático por Argelia. Por otra parte, Argelia es el único país del Magreb que permanece cerrado a los mecanismos de derechos humanos y organizaciones no gubernamentales internacionales de la ONU.
Esta situación anacrónica fue denunciada en abril pasado por Amnistía Internacional. «Los grupos internacionales de derechos humanos y expertos en derechos humanos en las Naciones Unidas no son bienvenidos» en Argelia, habían indignado a la ONG internacional. Amnistía y otros defensores de los derechos humanos también habían protestado contra las crecientes restricciones a la libertad de expresión, de asociación y reunión en Argelia.